Desde el sentido común se sabe que el jugar de un niño, es un signo de su salud mental. Ahora bien, ¿Cualquier tipo de juego es el adecuado a cualquier edad? ¿De que jugar hablamos? ¿Por qué es tan importante?
Para responder estas preguntas, resulta útil recurrir a algunos autores, que desde su conocimiento del universo infantil, nos pueden dar respuestas certeras sobre estas cuestiones.
Donald Winnicott, un afamado pediatra y psicoanalista, resume la importancia del jugar en algunas funciones esenciales:
1) Por placer: Los niños disfrutan todas las experiencias físicas (porque disfrutan actividades lúdicas en las que interviene la motricidad gruesa, como la pelota, saltar la soga, atrapaditas) y emocionales del juego, en aquellos en que se les permite crear y fantasear acerca de otros escenarios posibles (juegos simbólicos, muñecas y muñecos, autos, animales)
2) Para expresar la agresión: el juego le permite al niño liberar las frustraciones, el enojo, la ira, el odio que puede sentir por alguna situación compleja que esté atravesando en un ambiente conocido, sin riesgos, sin que ese ambiente amenace con devolverle la agresión, siempre y cuando esa agresion se exprese en forma aceptable y simbólicamente mediante el juego, y no expresándola directamente cuando se siente enojado
3) Para adquirir experiencia: Así como para los adultos todas las experiencias vitales enriquecen la personalidad, para el niño las experiencias que atraviesa en el juego, donde despliega su fantasia, y donde puede compartir las fantasías de otros niños e incluso de los adultos que juegan con él. Winnicott lo dice de esta manera: "El juego es la prueba continua de la capacidad creadora"
4) Para establecer contactos sociales: al principio de la vida, los niños en general juegan solos, o en compañía de su mamá. Es a partir del juego compartido que los niños empiezan a aceptar la existencia de los pares como independientes de sus deseos, dado que en el juego estos cumplen roles según sus propios deseos y no según los del niño. De esta manera, el juego proporciona una organización para iniciar relaciones emocionales y permite que se desarrollen los contactos sociales
Estas, entre otras, son las funciones del jugar en el niño. Pero no cualquier juego. No un juego que no le permita imaginar en mundos fantásticos, ni que lo deje pasivo frente a una pantalla, ni que "juegue solo" al estilo de los juguetes electrónicos que se mueven y emiten luces y sonidos...si a los juegos tradicionales, a los que le permitan creer y crear otros mundos posibles, que le permitan mover su cuerpo, interactuar con otros niños, sin ganar ni perder, jugar por jugar....
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