lunes, 21 de mayo de 2012
Estrés, ¿el malestar actual?
Es común escuchar a muchas personas en la actualidad decir que padecen estrés, y se ha extendido el término a tan diversas situaciones que se hace necesario poder recortar específicamente a qué nos referimos cuando hablamos de estrés.
La palabra Estrés, proviene de la palabra inglesa Stress, que significa “tensión”, y es una respuesta fisiológica del organismo que se desencadena frente a alguna situación que se evalúa como amenazante o de demanda incrementada. De ese modo, el cuerpo pone en marcha mecanismos de defensa y se prepara para actuar frente a aquellos estímulos, externos o internos (físico, químico, auditivo, mental, etc) que desequilibran la homeóstasis en la que se encuentra nuestro organismo: aumenta el ritmo de la respiración y la frecuencia cardíaca, se hacen más lentos los procesos digestivos, se libera adrenalina, etc. Todas estas reacciones confluyen para generar un estado de alerta que nos permita responder adecuadamente frente a una amenaza o factor estresante.
Entonces, podemos decir que el stress es una reacción natural del cuerpo y necesaria para nuestra supervivencia, pero bajo determinadas circunstancias que más adelante precisaremos, esta respuesta natural puede darse en exceso, es decir, convertirse en estrés crónico, con lo cual, puede desencadenar problemas en nuestra salud, por el estado de alerta constante en que se encuentra nuestro organismo, tales como cansancio, pérdida de apetito, desgano, problemas en la memoria, alteraciones del ánimo, falta de concentración, cambios hormonales, hipertensión arterial, etc.
Se considera que una persona está en una situación estresante o bajo un estresor cuando debe hacer frente a situaciones que conllevan la necesidad de instrumentar herramientas para dar respuesta a las mismas, y le resulta difícil ponerlas en práctica. Es decir, el stress depende tanto de las demandas del medio hacia esa persona como de sus propios recursos para enfrentarse a él y, asimismo, de las discrepancias entre las demandas del medio externo o interno, y la manera en que el sujeto percibe que puede dar respuesta a esas demandas.
El stress puede generar alteraciones subjetivas (ansiedad, depresion, irritabilidad, agresión, alteraciones del sueño) o fisiológicas (úlceras, gastritis, alteraciones dermatológicas, etc.). Es más común en aquellas personas con un ritmo de vida intenso, con sobrecarga laboral y poco tiempo libre, o que su estilo de vida los somete a presiones constantes. Podemos decir que cualquier suceso que genere una respuesta emocional, puede causar estrés. Esto incluye tanto situaciones positivas (el nacimiento de un hijo, el inicio de una relación amorosa) como negativas (pérdida del empleo, muerte de un familiar, presiones laborales). El estrés también surge por complicaciones cotidianas menores, como esperar demasiado en una cola o en tráfico. Las situaciones que provocan estrés en una persona pueden ser insignificantes para otra.
En una próxima nota, abordaremos los síntomas principales que nos ayude a identificar si padecemos o no stress, y cómo sobrellevar el mismo.
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