Actualmente los medios de comunicación se presentan como formadores de sujetos ya que estos refuerzan y potencian una imagen social preexistente propagando modelos en donde se muestran determinadas formas de vestir, pensar y ser, influyendo fuertemente en los individuos, particularmente en los adolescentes; ya que éstos atraviesan una etapa de vulnerabilidad por encontrarse en un proceso de formación de su personalidad, recibiendo abruptamente información que en su mayoría no llegan a comprender y por lo tanto tampoco pueden incorporar totalmente. Esta situación los coloca en una posición de fragilidad frente a la fuerte influencia de los medios de comunicación.
Para el adolescente de hoy encontrar y descubrir la dirección, el sentido de la vida y la profundidad de la realidad no es una tarea de características fáciles. Por una parte se encuentra con los obstáculos propios de su edad (cambios físicos, psicológicos, sociales, etc.) agregándose a la necesidad de esforzarse personalmente los conflictos que representan las modas que la cultura impone: las características de éstas son conflictivas ya que pretenden asignarle al adolescente un rol de consumidor pasivo, conformista, con una visión liviana y sin reflexión de las cosas.
Los estereotipos que los medios de comunicación propagan son tomados como norma que debe ser aceptada por todos, llevando en algunos casos (en combinación con otros factores) a realizar acciones y comportamientos enfermizos (conductas adictivas, violencia, embarazos adolescentes, conductas autodestructivas, trastornos de la alimentación, etc.) por parte de algunos adolescentes, al sentirse exigidos a cumplir con objetivos y metas en la que pretenden encajar para no sentirse excluidos, debido a que estos parámetros son tomados como la imagen que deben mostrar a la sociedad.
Esto genera en muchos casos inconformidad, incomodidad, angustia, afectando de este modo el autoestima de los adolescentes, quienes al no poder alcanzar el ideal que los medios de comunicación imponen, y a su vez preocupados por las evaluaciones y opiniones de los otros, pueden en algunos casos desarrollar algún tipo de desorden.
Es importante que como adultos en nuestros distintos roles (padres, docentes, profesionales de la salud, etc.) podamos acompañar los cambios emocionales, físicos y sociales que se experimentan durante la adolescencia como una etapa evolutiva: por una parte, colaborando y estimulando a que los adolescentes puedan alcanzar un desarrollo normal (logro de la autonomía psicológica, inserción en el mundo social, adquisición de una sólida identidad, etc.);y por otra parte pudiendo identificar y ayudar a aquellos adolescentes que se encuentran impedidos en alcanzar dicho logros evolutivos por distintas circunstancias.
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