El tan ansiado momento de las vacaciones ha llegado, con él pueden surgir algunas situaciones de conflicto familiar que pueden hacer que este espacio de tiempo libre se viva con algunas emociones por momentos lejanas a lo placentero. El hecho de compartir las venticuatro horas del día con la familia, y algunas veces con personas del círculo extrafamiliar (situación que no ocurre durante el año laboral, académico y doméstico por estar abocados a las distintas ocupaciones) provoca que algunos problemas personales y/o vinculares salgan a la luz, como por ejemplo: problemas de pareja, en la sexualidad o en las disputas de poder, el tema de la disciplina con los hijos, roces con algún persona de la familia extensa, distribución de las tareas y responsabilidades en el ámbito doméstico, etc.
Asimismo pueden surgir problemas personales en relación a cómo utilizar eso que llamamos “tiempo libre”. Este último es un concepto complejo, porque no es simplemente “no hacer nada”, modo en que culturalmente se piensa al ocio: de ahí la celebre frase “El ocio es la madre de todos los vicios”, con esta representación del ocio, el placer y el tiempo libre adquieren connotaciones negativas. En contraposición los resultados que arrojan diversas investigaciones psicológicas y sociológicas plantean que el tiempo libre, es hacer, pero disfrutando, optando, en donde lo que predomina es la motivación con el objetivo de lograr placer, gratificación, tranquilidad, paz interior. Es complejo porque no es lo mismo para todas las personas. Tiene en común la motivación y el disfrute, pero las formas que pueden tomar esas actividades de tiempo libre son muy variadas. Es así que en muchos casos puede suceder que los diversos modos de emplear el tiempo libre lleven a “una guerra en casa”.
El tiempo libre es una construcción a la que se arriba. Esto quiere decir que no estamos habituados a emplear el tiempo en actividades placenteras, nos es más fácil aquello que nos viene estructurado desde fuera por las obligaciones laborales, académicas y domésticas. Las vacaciones configuran un viraje en nuestras rutinas y a veces el vacío que esto genera se transforma en un vacío en nuestro ser, puesto en la actualidad ser es hacer. Una de las funciones de las vacaciones es encontrar una lógica diferenciada del uso del tiempo en el trabajo. No hacer por hacer.
Llamaremos “operación recreativa” a las oportunidades que el sujeto se de para hacer lugar durante su tiempo liberado de obligaciones a la construcción de un nuevo tiempo, el tiempo vivido con libertad o tiempo libre. Es durante el tiempo liberado de obligaciones cuando se presentan condiciones favorables para realizar esta construcción, ya que es aquí donde bajan los niveles de exigencias y coerciones.
Quizás la persona pueda habilitarse a realizar el pasaje del tiempo liberado de obligaciones hacia el tiempo libre. Es una experiencia de autoconstrucción y de autonomía. Autoconstrucción en tanto se fabrica un tiempo nuevo, una vivencia subjetiva de autotransformación, de implicación con el deseo. Y de autonomía en tanto se instala un espacio único y propio, instante de soledad donde es uno y solo uno quien se hará responsable por el modo de transitar el tiempo.
Aprender a darse permisos, a quererse, a gratificarse, lleva a hacer no solo cosas por uno mismo sino por los demás.
En este sentido, el disfrute de experiencias de ocio se ha revelado como un factor de calidad de vida y un recurso de primera magnitud para estimular el desarrollo personal cumpliendo, además, una función terapéutica en determinadas situaciones.
Que hacer ante este panorama:
- Relajarse en relación a la exigencia que las vacaciones son cien por ciento felices y libres de conflictos, asumiendo que los problemas pueden surgir, siendo algo común en todos los grupos familiares.
- Intentar olvidarse del reloj, que el mismo no organice nuestro tiempo.
- No tomar decisiones apresuradas ante el surgimiento de desencuentros o conflictos que puedan surgir en la pareja y/ o familia.
- Repartir las tareas y obligaciones que se presentan en las vacaciones, a modo de evitar sobrecargas en alguno/s de los miembros de la familia. “Todos estamos de vacaciones”.
- Posibilitar espacios de soledad y reflexión, para que cada uno pueda disfrutar de sus gustos personales y encontrar actividades placenteras.
- Encontrar en la medida de lo posible espacios de intimidad para la pareja.
- Los límites no se toman vacaciones, las reglas y acuerdos deben ser claros y precisos para niños y adolescentes, así como las consecuencias en torno a las transgresiones de las mismas.
- El dialogo debe operar como un instrumento de abordaje y resolución de los conflictos.
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